domingo, 14 de agosto de 2011

América Latina

América Latina se estremeció y tendrá un crecimiento más lento

Debacle financiera. Si bien la región pasa por un buen momento y está bien posicionada, la crisis de Europa y EE.UU. también se hace sentir Demanda de China y consumo interno son motores | w La productividad crece menos que en otras regiones

LONDRES | THE ECONOMIST
En los últimos dos años, muchos líderes de América Latina pudieron contemplar al mundo con cierta satisfacción vanidosa. Mientras EE.UU. y Europa se estancaban, América Latina disfrutó de fuerte recuperación. Acaban de llevarse un susto.
La mayoría de los países latinoamericanos navegó por la recesión sin daños duraderos. Impulsados por los flujos de capitales, por precios récord de las exportaciones de commodities, por políticas sólidas y por la fuerte expansión del crédito interno, la región vio un crecimiento económico del 6% el año pasado y está en camino de situarse cerca del 5% este año.
La semana pasada trajo un sobresalto a esa complacencia. A medida que el temor acechó a los mercados financieros alrededor del mundo, las bolsas de valores y monedas regionales recibieron el impacto el 8 de agosto. Los mercados siguieron agitados a partir de allí.
Por tanto, ¿la recuperación de América Latina está amenazada? "Esta es la segunda vez que la crisis afecta al mundo y por segunda vez Brasil no está temblando", declaró la presidenta Dilma Rousseff. "Estamos en una posición de más fortaleza para enfrentar esta crisis que a fines de 2008 y comienzos de 2009". De alguna manera, eso es cierto. Las reservas internacionales de la región se incrementaron sustancialmente desde octubre de 2008 (en el caso de Brasil, pasaron de US$ 200.000 millones a casi US$ 350.000 millones). Enfrentados al recalentamiento y a monedas que se han hecho incómodamente fuertes, perjudicando a la industria manufacturera, quienes definen las políticas en Brasil y en algunos otros países de Sudamérica, darían la bienvenida en silencio a una modesta caída de sus tipos de cambio.
Una preocupación es que la inflación ha aumentado en Sudamérica (en Brasil es 6,9%, por encima de la meta del Banco Central). Pero, Augusto de la Torre, economista jefe para la región del Banco Mundial, destaca que una devaluación tiene menos impacto en las expectativas de inflación de lo que tuvo en la década de los `90. Eso es un reconocimiento a la credibilidad acumulada por los responsables de las políticas económicas de la región.
Los países mejor administrados de América Latina también tienen más armas de política disponibles que la mayoría de las economías del mundo rico. Habiendo pasado los últimos nueve meses subiendo las tasas de interés para enfriar la demanda, los bancos centrales podrían recortarlas de nuevo si fuera necesario, aunque la preocupación por la inflación significa que probablemente no se apresurarán a hacerlo. Los déficit fiscales son relativamente modestos. Lo mismo ocurre con el peso de la deuda pública: excluyendo al Caribe fuertemente endeudado, el promedio fue de solo 32% en 2010, de acuerdo con la Cepal.
DEMANDA. El motivo principal para que los latinoamericanos sigan confiados es que la amenaza del mundo externo es diferente a la de 2008. En aquel tiempo, la caída de Lehman Brothers suscitó una abrupta interrupción de los flujos de capital en la región. Ahora, a menos que se extienda el pánico por los bancos de la eurozona, el temor es por un largo período de estancamiento en el mundo desarrollado. Dos cosas neutralizaron esto en América Latina. La primera es que el principal motor del crecimiento de Sudamérica en particular ha sido la demanda de China por sus minerales, alimentos y otras materias primas. Eso parece dispuesto a continuar. La segunda es que el crecimiento cada vez más surge del consumo que hacen los propios latinoamericanos, a medida que decenas de millones salen de la pobreza y se benefician del nuevo crédito disponible. México, que sufrió más en 2009 y es vulnerable al lento crecimiento de Estados Unidos, tiene más campo que otros en la región para expandir el crédito interno.
Aún antes de la última agitación en los mercados, ya se esperaba que el crecimiento económico en América Latina fuera más lento, de alrededor del 4% anual. La región "está llegando el límite de velocidad después de una recuperación muy vigorosa", dijo De la Torre. "Las economías de América Latina no tienen un motor BMW, tienen uno de Lada, y se recalientan muy rápido".

Las cifras

5,5% Es el porcentaje de desempleados que hay en Uruguay, según señalan las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
6,2% Es el porcentaje de desempleados que hay en Brasil, según cifras del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).

Unasur y un fondo regional

Los cancilleres de los doce países que componen la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) se reunirán en Buenos Aires el 24 de este mes. El encuentro tendrá por fin analizar el plan de acción que se acordó en el cónclave del Consejo de Economía y Finanzas que integran los ministros del área y gobernadores de bancos centrales, celebrado este viernes en Buenos Aires. Los cancilleres abordarán la propuesta para fortalecer el comercio intrarregional y coordinar acciones que permitan a los países de la región mantenerse a resguardo de la volatilidad en los mercados. Uno de los objetivos es estimular "un fondo financiero anticíclico regional para enfrentar las turbulencias internacionales". (AFP)

Economía informal y falta de inversión

Londres | La mayoría de los países de América Latina no tiene suficiente ahorro e inversión. Tampoco usa sus recursos de manera eficiente. La consultora McKinsey considera que entre 1991 y 2009 la productividad laboral en América Latina creció a una tasa anual de apenas 1,4%, en comparación con 3,9% en Corea del Sur y 8,4% en China. Los motivos de este desempeño pobre incluyen una gran economía informal, leyes laborales rígidas, falta de innovación por parte de las empresas e inversión pública insuficiente en educación e infraestructura de transporte.
Los gobiernos podrían hacer más para cambiar esto. Dejaron demasiado la tarea de prevenir el recalentamiento librada a la política monetaria, lo que hizo aumentar el costo del crédito. John Welch, de Macquarie Capital -es parte de un banco de inversiones australiano- apunta que Brasil invierte solo el 18,5% del PIB (la cifra equivalente para China es 49%) debido a que los ahorros bajos, tasas de interés altas y aranceles protectores de la producción hacen que las inversiones sean inusualmente costosas.
Teniendo en cuenta la fortaleza de la recuperación, los gobiernos podrían haber haber ajustado su política fiscal con más rapidez. Chile es el que avanzó más. En parte, gracias a aumentos impositivos, reducirá su déficit fiscal a 1,8% del PIB este año, pese a gastos adicionales después del gran terremoto del año pasado, señala el ministro de Economía, Felipe Larraín. Brasil restringe su déficit este año, pero planea grandes aumentos de jubilaciones y salarios públicos. Mientras, el sector público necesita invertir más, especialmente para eliminar los embotellamientos del transporte. THE ECONOMIST
El País Digital