terça-feira, 14 de junho de 2011

La obsesión de los escritores tucumanos es reflejar con claridad la vida cotidiana

Jorge Luis Borges aseguraba que, de los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro. "Todos los demás son extensiones de su cuerpo… Pero sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria", decía. Sin embargo, para la escritora tucumana Elsa Böckl el libro es, además, el objeto que permite el encuentro entre el lector y el escritor. Por eso la temática que afrontan los creadores locales es, además de compleja, extremadamente variada. "Se busca plasmar un mundo en cambio constante", dice.

Docente y autora de varias publicaciones (entre ellas el libro de poesía "Los otros, mi casa y yo"), Böckl se define como una amante de las letras más que escritora. "Yo escribo por mandato, no por convicción ni por elección. Escribo cuando ya no me queda más remedio", asegura alegremente. En este sentido, afirma que en sus poemas, cuentos y microrrelatos siempre aparece el hombre y su problemática. "Me interesa mucho el hombre, tanto que no puedo ocuparme de mí o de mis seres queridos", dice. De hecho, en su poema "Dolerme de los míos", que aparece al final del libro "Los otros, mi casa y yo", Böckl aparece pintada en cuerpo y alma. "En ese poema estoy yo. Y es cierto que, en mis noches, me acosan Sábato, Neruda y César Vallejo", aclara.

De todas formas, reconoce que en la literatura tucumana hay una preocupación por la condición del hombre y su circunstancia. "A mí, por ejemplo, me preocupa hoy la desigual distribución de la riqueza, la eternización en el poder de los que nos gobiernan o la obsesión por el agua de nuestro país", declara. Y estos temas también preocupan -y preocuparon- a otros escritores. "Hay creadores muy completos que supieron retratar nuestra provincia como pocos. Ese es el caso de Hugo Foguet, que escribió una novela, 'Pretérito perfecto', que puede rivalizar tranquilamente con las historias de Gabriel García Márquez. También los poemas de Ernesto Wilde, recientemente fallecido, son un tesoro que hay que descubrir. Lamentablemente los escritores tenemos dos momentos en los que nuestras obras son tenidas en cuenta con mayor énfasis: cuando nos entregan un premio o cuando morimos", comenta.

Böckl está a punto de presentar un nuevo libro "Incidencia del quichua en la oralidad del educando del NOA" y está preparando un libro de relatos que editará antes de fin de año. "Se trata de un libro de microrrelatos que se llamará 'Relatos para leer en menos de un minuto'. La particularidad es que las historias fueron cronometradas y, efectivamente, pueden leerse en menos de un minuto", agrega.

Dos lenguajes

Para Alejandro Nicolau, la creación literaria es, en cambio, una manera más de contar historias. A sus 31 años y con una trayectoria en el mundo de la historieta, Alejandro es una "rara avis" en el mundo de las letras. A punto de editar un libro de cuentos que aún no tiene nombre ("saldrá en julio o agosto a más tardar", dice) el joven escritor tiene como meta llevar la literatura a todos los sectores. "Creo que el deber de un escritor es que pueda ser leído y entendido por todos, tanto por los que conocen de literatura como los que nunca han leído demasiado", manifiesta.

Alejandro asegura que aprendió a contar historias y a dibujar historietas al mismo tiempo, cuando tenía 16 o 17 años. "Son dos lenguajes muy distintos, pero sirven para una misma finalidad. Antes de ser escritor yo fui un ávido lector", agrega.

Respecto de los temas que lo obsesionan, Alejandro asegura que no existe uno en especial. "Escribo sobre cosas cotidianas que me suceden o le suceden a la gente. Podría decirse que me considero un buscador de historias. A veces me descubro en la calle escuchando las cosas que cuenta la gente que camina a mi lado. Siempre cargo una libreta y, cuando surge algo interesante lo escribo. Después, en la tranquilidad de mi casa, le doy forma al relato", señala. En sus cuentos lo cotidiano aparece mezclado con elementos sorprendentes. Así, por ejemplo, uno de los relatos describe la absurda situación de un hombre que sale a barrer la vereda de su casa y termina barriendo toda la ciudad porque descubre que todo estaba sembrado de basura. "Creo que el deber todo escritor es acercar el libro a todo el mundo. En esa tarea me encuentro", concluye.

Fuente: La Gaceta

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